Hola de nuevo amigos lectores,
Papá Oso está de vuelta y la idea de aquí en adelante es interactuar más con
mis seguidores por lo que me gustaría saber si les gustaría que abriera cuentas
de Papá Oso en Twitter o en Instagram, espero puedan ayudarme con esto.
En el tema de hoy les platico
sobre los problemas que nos genera el carácter propio de mi hijo de 3 años, el más
importante es la falta de respeto a figuras de autoridad como maestras y familiares
incluyéndonos a nosotros los padres. Esto es muy grave ya que, como les he
comentado siempre, a nadie le gusta soportar niños berrinchudos y menos ajenos.
Las constantes rabietas del niño
nos han puesto más de una vez en situaciones vergonzosas y complicadas, sobre
todo en lugares públicos, en especial una en donde en un lugar de juegos para
niños se peleó con otro pequeño y lo tuvimos que castigar.
Personalmente pienso que los
castigos físicos son la última alternativa porque los niños entienden
perfectamente lo que pasa y si se los dice uno pues mucho mejor, pero en
ocasiones si es llevado al extremo el criterio y la paciencia de los padres y
terminamos dando una nalgada o un manazo, sobre todo en circunstancias que
suponen un riesgo a la integridad y la salud de los niños como comer cosas
sucias, correr rumbo a una calle transitada, brincar de lugares muy altos;
siempre después de confirmar que el niño se encuentre bien, viene el reclamo y
la llamada de atención por la imprudencia o la falta, esto en ocasiones desata
el carácter en formación del niño, el cual no tiene aún los límites
desarrollados, ni ética, ni prudencia y
desencadena sus sentimientos a raja tabla, lo que se transfiere a gritos,
llanto y hasta golpes.
Todo mundo tiene su método para
calmar o detener un berrinche y todos o ninguno tienen razón, como en el post
pasado les recalco que LA PATERNIDAD ES ALGO PARTICULAR, es decir, cada caso es
diferente y se atiende con actitudes y acciones diferentes dependiendo de cada
individuo y su criterio.
Esto me deja solo con mi propia experiencia como hijo
y ahora como padre y claro la opinión e influencia de mi esposa y sus
experiencias, así en conjunto y con constantes contradicciones hemos ido
hallando el hilo negro en esto de los berrinches o rabietas. Nosotros manejamos
la táctica del policía bueno y el policía malo: Mamá es más
consentidora y cariñosa y busca resolver pacíficamente las cosas antes de usar
métodos que impliquen un castigo. Papá es menos paciente, impositivo y
determinante, no porque no sea cariñoso, pero me enseñaron a tener respeto a los
papás y a obedecer las órdenes de mis mayores, no quiero decir que con esto
estemos criando un niño “zombi” que solo obedezca, los límites y las reglas
están en todos lados y eso es lo que buscamos que sea percibido por el niño.
Ejemplo: usar el cinturón de seguridad de su silla en el auto; hemos tenido
problemas porque quiere ir brincando y bailando en el auto en marcha y hemos
buscado que se dé cuenta que es una falta a la seguridad vial, ayudándonos con
la figura de autoridad que representa un auto patrulla y su gusto por los
carritos ayudó a que se diera cuenta que si no iba en su silla debidamente
sentado la policía en su patrulla nos regaña. Sencillo en teoría pero tardamos
un tiempo en encontrar la fórmula para solucionar este problema en particular y
sujetarnos a las palabras acciones y limites que el niño iba conociendo y
entendiendo.
Los gritos y enojos con otras
personas se han ido solucionando con pequeños castigos de juguetes y juegos
particulares que son del gusto de nuestro hijo, haciéndole hincapié que estamos
enojados con él por su comportamiento y que los castigos son a causa de ellos,
la intención intrínseca en este tipo de manejo de las rabietas es que el niño
sepa que toda actitud, reacción o acción indebida tiene una consecuencia. No
soy psicólogo pero es fácil saber que si no se siguen esas sencillas reglas sociales
de respeto, tolerancia y consideración hacia sus conciudadanos, no estarán preparados
para convivir en una sociedad como la que tenemos hoy en día.
Recomendaciones:
1.-Buscar paciencia hasta debajo
de las piedras, un adulto gritando no es un buen ejemplo de prudencia y buen
comportamiento.
2.-Si ejerces el castigo físico
hay que buscar hacerlo en privado y no exponer al niño, por 2 cosas: para él la
vergüenza pública es perjudicial para su auto estima y porque hay ojos a tu
alrededor que te observan y te pueden exponer como un pésimo padre juzgándote de
manera errónea y con las redes sociales hoy en día, la vergüenza publica no es
buena.
3.- Explícale al niño que hizo y
porque estás enojado, debe saber cuál de sus acciones están causando el regaño
y que eso tendrá una consecuencia.
Me gustaría conocer sus
experiencias y las soluciones que tuvieron, escríbanme en Facebook y gracias por su lectura, nos leemos pronto.
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