Los berrinches es algo que todos hicimos y que todos los
papás padecemos, no hay manera efectiva de evitarlos, dependiendo del carácter de
cada niño, claro está.
Cuando somos niños nuestra manera de absorber lo que nos
rodea va planteando nuestro lugar en el mundo, en muchos casos, somos los más
queridos de la familia, nuestros padres nos aman y consienten, nuestros abuelos
no se diga, nuestros primos juegan con nosotros, etc., esto es algo así como:
¡caramba, soy el centro del universo! En el peor de los casos y sin la debida
supervisión y ubicación de los padres esto puede generar en el niño la falsa
realidad que en este mundo él es el rey, pasa mucho con hijos únicos, lo cual
como lo he dicho en entradas anteriores, causa la forma negativa en que los
hijos únicos son vistos o vistos por la sociedad.
El orientar a nuestros hijos y ubicarlos en la sociedad es
nuestro trabajo y obligación ¿Cuántas veces has estado en la fila del súper y
te topas con un chiquillo haciéndole berrinche a los padres porque no tiene el
dulce o juguete deseado? ¿Es molesto no? Lo peor es que muchas veces ves a los
padres como si nada e ignorando al menor o peor aun complaciendo a sus gritones
retoños.
No soy psicólogo infantil, pero creo que esto se desarrolla porque
no somos capaces de negarle algo al niño que cuando bebé, sabe que
responderemos a su llanto, en tanto más fuerte, más efectivo es, esto lo toman
para crear la reacción de los padres que atienden sus necesidades al instante,
esto no es malo, es una respuesta totalmente natural de los seres humanos,
tanto del bebé para procurarse atención y comida, como de los padres para
proteger a su hijo, lo malo es que cuando crecen esos bebés y toman conciencia
de su control de los padres, usan esta artimaña para cumplirse todo cuanto
desean, cuando se conjunta con padres muy protectores, de carácter débil y
complacientes el resultado es un pequeño patán en potencia.
No en todos los casos ni digo que es una regla establecida
por estudios ni mucho menos, pero soy observador de los que me rodean y he
tratado de ver los perfiles de los padres de los niños que conozco que tienen
estos comportamientos y vaya que se repiten y confirman.
Debemos ser precavidos, enseñar al niño y ubicarlo,
enseñarle desde pequeño a compartir, créanme que en esto es una bendición las
guarderías, los niños pueden resolver pequeños problemas por sí mismo, esto les
genera seguridad y autoestima, alentarlos a resolver cosas ellos solos es
ayudarles a crecer independientes y efectivos como personas y seres humanos.
En alguna ocasión leí acerca del peso del “NO” y es que
cuando están pequeños con tal que no se lastime todo es “NO” eso NO, esto NO,
aquello NO, el texto señalaba que esta palabra debe de tomarse no tan a la
ligera y tener un peso definitivo, para que su valor real se sienta en el niño,
cuando se dice NO debe ser definitorio y no hay marcha atrás, que por ello debemos prever lo que vamos a
enseñarle prescindiendo de esta palabra o explicarle porque no debe hacer las
cosas; la tarea no es sencilla y por más que uno busca las palabras y la forma
es muy difícil y terminas con el NO de cualquier forma, esto lo entiendo de la
siguiente manera: el NO se aplica como término restrictivo definitorio, con
esto quiero decir que lo cuándo se dice es determinante y no debe ni puede
tomarlo el niño a la ligera.
Es interesante la técnica, pero difícil de aplicar, espero
pudiera servirles en algo, por lo menos el concepto para mí ha sido bueno y he
tratado de modular mi negación con mi hijo para hacerle ver que hay cosas que
puede hacer con reserva y otras que no puede hacer bajo ninguna circunstancia,
esto para evitar que me haga berrinches a la menor provocación, recuerden que
ser conscientes de esto puede ayudarles a que sus hijos no sean recordados como
los berrinchudos y latosos, chillones y sangrones, caprichosos, etc.
Espero saber sus opiniones, nos leemos pronto.
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