Durante un año hemos sido testigos de muchas cosas, sufrir
por enfermedades y gozar con muchas sonrisas, respuestas a algunas palabras y
algunas otras cosas.
Papá Oso hoy cumple un año de ser padre, un año de mi hijo,
un año que puedo decir es el mejor que he tenido, tengo una familia, tiempo
para escribir y para ver crecer a mi hijo que es lo primordial.
Hoy estamos de manteles largos por esto y por todas las
experiencias que vivimos para tener, hoy en día, un niño feliz, a punto de dar
sus primeros pasos solo, a punto de hablar claramente algunas cosas, convirtiéndose
en un niño y dejando de ser bebé, aunque para nosotros los padres, jamás lo
dejen de ser, incluso de adultos, puedo decir que la experiencia que adquirí,
es invaluable y que lejos de enseñarle cosas a mi hijo he aprendido mucho de
él, porque él es mi maestro, él es mi guía, pero al mismo tiempo él es mi
motivo, mi motor y mi vida entera.
Perdónenme por ser tan cursi y hablar en primera persona
este post, pero creo que al final de cuenta este blog comparte mis experiencias
y el difícil arte de ser papá, no intento justificarme, pero quiero que sepan
que soy un hombre completo hoy en día, esto en el sentido espiritual y
sentimental, soy feliz porque tengo a mi gente junto a mí.
No me dejarán mentir quienes ya han pasado por este tramo
del camino, pero el ver sonreír a tu hijo, ver su mirada, saber que está
contento y responde con algunos indicios de palabras a tu presencia, basta para
sonreír ese día y parte del que sigue, ver en sus ojos la curiosidad, las ganas
de salir y ver y tocar y probar todo aquello que lo rodea, saber y conocer y
tener en tus manos la oportunidad de darle ese conocimiento y esa base ética
que tienes tú y que debes pasar a la siguiente generación.
No puedo quejarme por las circunstancias en las que llegó,
materialmente no fueron las mejores, pero al final, y cito a Gustavo Cerati: “Al
final hay recompensa” y que mejor recompensa que esa vida que está hoy en tus
manos y que más allá de la responsabilidad, puedes gozar disfrutar y guiar,
eres papá, eres un pilar en la vida de alguien más, eres la base de una vida
que construye sobre de la tuya un gran edificio, y que mejor dicha que ver cómo
crece, alcanza estatura y metas que van cumpliéndose con el tiempo y que te
hace cómplice al sonreírte y decir papá.
Los lazos no se deben romper jamás, si lo haces te
traicionas a ti mismo, negándote la oportunidad de trascender el tiempo y el
espacio, porque en mi personal punto de vista, la gente no muere, vive en la
memoria y en los corazones de quienes le aman y que mejor que vivir para
siempre en la mirada, la mente y el alma de tu hijo.
Gracias por su lectura y nos leemos pronto.
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